“De la apropiación y el monopolio mediático hacia el desarrollo de medios
populares:
Lo estratégico de recuperar Papel Prensa”
En el marco del Ciclo de
Aportes para la profundización de la Comunicación, Comunicadores Patria Grande
en CONAPLA invita a la charla “De la
apropiación y el monopolio mediático hacia el desarrollo de medios populares:
Lo estratégico de recuperar Papel Prensa”
La exposición estará a cargo de Daniel Cecchini, Director periodístico
de Miradas al Sur. Coautor de “Silencio por Sangre. La verdadera historia de
Papel Prensa, y Jorge Déboli, Secretario
de la Comisión Federal Asesora (creada
por ley 26736 para control del papel para diario), Director de la Agencia
federal de noticias INFOGEI y Vicepresidente Ejecutivo de la Cámara de Diarios
y Periódicos Pymes de la Provincia de Buenos Aires(CADyPBA). La charla se
realizará el miércoles 3 de julio a las
17.30 en el aula 11 de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la
Universidad Nacional de La Plata.
"Durante la última dictadura, los dueños y directivos de los tres
diarios más importantes de la Argentina se apropiaron, en complicidad con el
Estado terrorista, de la empresa que les permitiría monopolizar la producción
del papel de diario.
Esa maniobra de apropiación formó parte de la alianza estratégica entre
la dictadura iniciada el 24 de marzo de 1976 y los representantes de los grupos
económico-mediáticos más grandes del país.
Se exigía no solo una prensa silenciada mediante la censura, sino medios cómplices de sus políticas y de sus acciones. Esa misión la cumplieron Clarín, La Nación y La Razón y, a cambio de ello, recibieron el monopolio del papel de diario, una suerte de dictadura contra la libertad de expresión.
Monopolio y consecuencias. Con el pacto de sindicación de acciones, las tres empresas periodísticas lograron un control absoluto de Papel Prensa. Ese manejo fue compartido inicialmente, pero cambió en consonancia con las transformaciones ocurridas al interior del grupo, producto de los distintos escalamientos de poder que cada uno de sus integrantes logró hacer.
Se exigía no solo una prensa silenciada mediante la censura, sino medios cómplices de sus políticas y de sus acciones. Esa misión la cumplieron Clarín, La Nación y La Razón y, a cambio de ello, recibieron el monopolio del papel de diario, una suerte de dictadura contra la libertad de expresión.
Monopolio y consecuencias. Con el pacto de sindicación de acciones, las tres empresas periodísticas lograron un control absoluto de Papel Prensa. Ese manejo fue compartido inicialmente, pero cambió en consonancia con las transformaciones ocurridas al interior del grupo, producto de los distintos escalamientos de poder que cada uno de sus integrantes logró hacer.
Esos cambios posibilitaron el manejo hegemónico que tiene Héctor
Magnetto sobre la única productora de papel de diario del país. Su gestión no
deteriora a La Nación, pero beneficia más a Clarín y perjudica a la empresa
como ente societario que debe tener igual cuidado por los intereses de todos
sus socios.
Y presiona a los medios periodísticos con sus maniobras en el manejo de
cantidades y precios del papel de diario. Por lo pronto, expertos en el sector
sostienen que Papel Prensa habría estado subsidiando a Clarín mediante dos
formas: un precio de venta de la bobina de papel menor a su costo de producción
y la compra de la devolución de diarios a un precio que las fuentes consultadas
llamaron insólito.
El calificativo utilizado para aludir al precio de los diarios
rechazados por los canillitas que Clarín vende a Papel Prensa, da a entender
que está más relacionado con el precio de tapa que con el valor de un diario de
descarte.
El grueso del subsidio se origina en el precio del papel. Un estudio de
costos y mercado que ha llegado a manos de los directores del Estado Nacional
en Papel Prensa, muestra que las empresas editoriales que no accedieron durante
los últimos seis años al precio cobrado por esa empresa a Clarín y La Nación,
tuvieron que pagar 58 por ciento más caro el papel que necesitaron para
sobrevivir. Ese sobreprecio fue la diferencia entre el promedio de los importes
abonados por las editoriales obligadas a importar y el costo privilegiado que
tuvieron los dos accionistas del monopolio del papel de diario",
extraído de la presentación del libro SILENCIO POR SANGRE. LA VERDADERA
HISTORIA DE PAPEL PRENSA, de Daniel Cecchini y Jorge Mancinelli.
¿Por qué visibilizar el hecho ahora?
Como trabajadores/as de la
comunicación, creemos que la decisión del Estado de avanzar en la expropiación
del 24% de PAPEL PRENSA S.A es estratégica, ya que lograría de esta manera
controlar mayoritariamente un 51% el directorio de la empresa. Esto genera las
condiciones necesarias para potenciar y sustentar el desarrollo de medios
comunitarios y populares, que nos permitan tener una comunicación que exprese
cada vez más los intereses del pueblo. Y en concreto, sería una oportunidad
para avanzar por una Ley de Fomento para la Producción Independiente y
Autogestiva de Comunicación Cultural por medios gráficos y de Internet, tal
como lo proponen los más de 250 espacios que componen A.R.E.C.I.A. Un pueblo
que creció en capacidad crítica y analítica sobre el rol de la comunicación y
de los medios masivos en el proceso de debate que nos dejó la consecución de la
Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (LSCA). Hoy necesitamos redoblar
la apuesta, seguir construyendo lectores críticos y potenciar experiencias
comunicacionales que tengan mayor arraigo en la cotidianeidad de los pueblos.
Necesitamos seguir avanzando en
mayor impulso para los medios comunitarios y populares. El proyecto de ley que
impulsa A.R.E.C.I.A contempla la creación de un fondo equivalente al 20% de la
pauta oficial para estos medios, junto con la protección de los derechos de
libre circulación y la desgravación impositiva para el sector.
Actualmente las revistas
autogestivas representan una tirada de 350 mil ejemplares mensuales, leídos por
un millón y medio de personas; y su circulación aporta a la industria gráfica regional
aproximadamente 1.750.000 pesos al mes.
Asimismo creemos importante
seguir avanzando hacia la plena aplicación de la Ley de Servicios de Comunicación
Audiovisual, que desde su vigencia del total de licencias autorizadas el 78,7%
corresponde al sector privado y el 21,3% al sector público estatal y no
estatal. Cabe destacar que la ley prevé un 33% de licencias para el sector
privado, un 33% para el Estado y un 33% para organizaciones sin fines de lucro.
Estas últimas son las que más obstáculos tienen, ya que son las principales
afectadas por los grandes intereses económicos. Recordemos, el espectro radial
y televisivo es finito: en tanto los grandes grupos económicos –que fueron
beneficiados durante los procesos más duros del neoliberalismo- no desinviertan
lo pautado por la ley, la plena aplicación no podrá efectivizarse.
La lucha es la misma: mientras no
haya una disputa en construir legitimidad desde medios que expresen la realidad
de las mayorías populares, haciendo énfasis en el empoderamiento de un sujeto
crítico que tenga herramientas de análisis y producción de información desde su
cotidianeidad, va a resultar muy difícil que los medios masivos desinviertan.
La autogestión de publicaciones
gráficas y de internet, junto con las herramientas para garantizar el sustento
de los medios alternativos y populares, son hoy una de las apuestas más grandes
para seguir construyendo y democratizando a la comunicación como una
herramienta de cambio. Sin reconocer a estos medios es imposible efectivizar
esta democratización. Esta es una deuda que hay que saldar, como tantas otras,
por el perjuicio que sufrió el sector de la comunicación tras décadas de
neoliberalismo y de un paradigma cultural y económico que vulneró a la
pluralidad de voces, privilegiando a la monopolización de libre mercado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario